El extractivismo verde disfrazado de transición energética
La multinacional surcoreana POSCO, con su megaproyecto Sal de Oro, se instaló en el norte argentino en 2018 para iniciar la etapa de exploración en el Salar del Hombre Muerto. En 2022 avanzó con la construcción de su planta de explotación, consolidándose como una de las empresas litíferas más agresivas en la región. Lejos de ser un símbolo de progreso, su presencia en el Salar del Hombre Muerto, entre Catamarca y Salta, representa una amenaza directa para los ecosistemas altoandinos, los humedales de altura y las comunidades que habitan la zona desde hace siglos.
En nombre de la mal llamada “transición energética”, POSCO lleva adelante un modelo de extracción intensiva de litio que depende de una desmesurada utilización de agua, la cual se extrae de los mismos cuerpos hídricos que sostienen la vida en la puna.
Un parque industrial en el corazón de un humedal
En Antofagasta de la Sierra, Catamarca, la empresa multinacional surcoreana POSCO instaló un parque industrial dentro del humedal altoandino, uno de los ecosistemas más frágiles del planeta y fundamental para la diversidad biológica de la región.
La zona forma parte del Salar del Hombre Muerto, donde también operan multinacionales como Livent y Allkem. Sin embargo, POSCO es la primera en construir infraestructura a gran escala sobre el territorio.
Esta instalación viola principios y derechos internacionales, desconociendo acuerdos de protección de los humedales de altura, esenciales para la regulación climática, la recarga de aguas subterráneas y la preservación de especies nativas.
Según su propio informe de impacto ambiental, POSCO opera sobre un total de 20.139 hectáreas de humedal.
Agua para el litio, sequía para los pueblos
El proyecto de POSCO requiere enormes volúmenes de agua para producir litio, en un territorio donde el agua es escasa y vital para la vida. Se estima que cada tonelada de litio demanda hasta 2 millones de litros de agua, y la empresa proyecta producir más de 25.000 toneladas anuales.
Aunque POSCO ha declarado que obtiene el agua desde la provincia de Salta, existen preocupaciones y denuncias de comunidades locales sobre la afectación del sistema hídrico regional, incluyendo posibles impactos en el Río Los Patos. Estos humedales son zonas de pastoreo, fundamentales para las comunidades del Salar.
Corrupción institucional y premios a la propaganda
A través de donaciones y becas, POSCO intenta construir una imagen de empresa “verde y responsable”. Estas acciones forman parte de una estrategia de blanqueamiento corporativo que busca invisibilizar los impactos reales de su accionar extractivista.
Al mismo tiempo, POSCO acumula un historial de denuncias por corrupción y daño ambiental en los distintos países donde opera, incluyendo India, Estados Unidos, y su país de origen, Corea del Sur, entre otros.
En el ámbito nacional, las denuncias de corrupción señalan a funcionarios que habrían facilitado el avance del proyecto a cambio de favores políticos, respaldadas en recientes investigaciones periodísticas que exponen prácticas empresariales irregulares y posibles vínculos con actores gubernamentales.
Según un artículo de El Tribuno de Salta, se detectaron irregularidades en la contratación de personal por parte de POSCO, incluyendo la presencia de trabajadores extranjeros en situación migratoria irregular desempeñando cargos jerárquicos en la planta de Güemes, Salta. Además, se señala que la empresa no estaría cumpliendo con la Ley de Promoción Minera 8164, que establece un porcentaje mínimo de contratación de mano de obra local, lo que ha generado sospechas sobre posibles maniobras para evadir compromisos legales y sociales.
Por otro lado, La Unión Digital informa sobre la existencia de empresas “fantasma” vinculadas a POSCO, creadas presuntamente para evadir controles fiscales y regulatorios. Estas sociedades, registradas con domicilios ficticios y sin capacidad operativa real, habrían sido utilizadas para adjudicarse contratos en zonas de explotación minera, lo que podría implicar una estrategia para eludir obligaciones legales y fiscales.
Estas prácticas empresariales irregulares, sumadas a la falta de cumplimiento de normativas laborales y ambientales, han generado preocupación sobre posibles vínculos con funcionarios que habrían facilitado el avance del proyecto a cambio de favores políticos o beneficios personales. Aunque no se han presentado pruebas concretas que vinculen directamente a funcionarios específicos con actos de corrupción relacionados con POSCO, la acumulación de irregularidades y la inacción de ciertas autoridades han alimentado estas sospechas.
¿Desarrollo? ¿Para quién?
POSCO promete empleo y desarrollo, pero los datos muestran otra realidad: gran parte de los insumos, tecnologías y mano de obra calificada provienen del exterior. Las comunidades locales acceden solo a empleos precarios y temporales, mientras los beneficios económicos son exportados.
El modelo extractivo que explota el litio profundiza la dependencia económica, la contaminación, y el desecamiento de las fuentes de agua, como ríos y cuencas, y la vulneración de derechos humanos y territoriales.
En abril de 2024, POSCO fue intervenida en un operativo migratorio donde se detectó que al menos 15 personas estaban trabajando de forma ilegal en cargos jerárquicos dentro de la empresa. Además de la contratación irregular, se denunciaron condiciones laborales precarias y violatorias de derechos básicos.
Desde el territorio: resistencia y defensa de la vida
Como PUCARA, sostenemos nuestra lucha por la defensa y el derecho al agua, al territorio y a una vida digna. Frente al extractivismo global y sus cómplices locales, el mensaje es claro:
EL AGUA VALE MÁS QUE EL LITIO.